viernes, noviembre 28, 2008

El desafío de la educación (IV): para volver a tener disciplina y autoridad en clase

Para conseguirlo hay que cuidar un conjunto de cosas pequeñas
que cada una por sí sola puede no ser demasiado importante,
pero juntas lo son y mucho

.
Aspectos para mejorar el tono humano en clase

Por un lado hay una serie de puntos a tener en cuenta para mejorarlo y que básicamente hacen referencia a la educación y al respeto de las personas y las cosas.

1. Hacer que los alumnos traten de usted a los profesores. Que no les llamen “profe” y “seño” sino “profesor” o “Sr. Mengano” y “Señorita” o “Señorita Zutanita”. No hacer caso cuando no sea así.

2. Los alumnos tienen que dejar pasar a los profesores delante de la entrada a un lugar o clase.

3. Que no haya cosas en clase que hagan que sea un lugar sucio y abandonado, como papeles en el suelo, restos de comida, de pipas, envoltorios, toallitas para la nariz. Y hasta que no esté todo arreglado no empezar la clase.

4. Que los alumnos se sienten con normalidad: que no se apoyen en la pared, que no estén hundidos en el asiento, que no estén como echados sobre la mesa o apoyando la cabeza en ella. En definitiva que estén sentados rectos en el asiento que además es lo más sano para la columna.

5. Hacer borrar y comentar que es de mal gusto, poner el la pizarra palabras o expresiones como “mierda”, “puta”, “caca de vaca” o similares. Ellos esperan nuestra reacción que ha de ser la normal. Y castigar al que lo ha hecho si se sabe.

6. Hacer que se acostumbren a no interrumpir cuando está hablando el profesor o cualquier otra persona, y no atender al que interrumpe.

7. Avisar y si hace falta apuntar el nombre de alumnos que alteran el orden –correr, saltar, pegarse, jugar a fútbol– dentro del edificio, tanto en pasillos como en clase.

8. No permitir que digan –al menos en nuestra presencia–, palabrotas, expresiones soeces, obscenas o blasfemias. Conviene hacer copiar cien veces “No diré palabrotas”. Y si al día siguiente no traen las copias, ponerle doscientas. Y si tampoco las traen al otro día poner una sanción de mayor entidad.

9. Que los alumnos se traten con respeto tanto en las palabras como en el tono. No consentir los insultos. “Las personas, como los caballos, se dominan por la boca”.

10. Amonestar o castigar a los que se ríen cuando el profesor encarga algo a algún alumno. Primero porque es una falta de respeto al profesor, y por otra parte porque lo que pretenden es que el que recibe el encargo se pique.

11. No dejar que los alumnos estén sentados en el suelo –ni en las escaleras– dentro del edificio.

12. No permitir que un alumno “mande a paseo” a un profesor y mucho menos delante de los demás. Debe ser motivo de un severo castigo y constar como falta grave del alumno.

13. Procurar que nuestro trato con los alumnos sea delicado y deferente, pero sin querer hacerse el amigo ni el simpático, y que sea firme cuando es necesario. Saber pedir perdón cuando hemos podido molestar. Eso será una de las maneras que ellos tendrán de aprender a disculparse cuando hayan sido un poco bruscos.


Aspectos de tipo docente

1. Exigir –y corregir–, que la presentación sea normal en los exámenes y trabajos. Si conviene hacérselos repetir (si son exámenes hacer una fotocopia para que no puedan cambiar nada del contenido).

2. Corregir las faltas de ortografía de los exámenes y los trabajos con la mayor frecuencia posible, dejando que eso sea sólo asunto del profesor de las distintas lenguas.

3. Revisar de cuando en cuando los apuntes de los alumnos poniendo anotaciones cortas.

4. Pedir siempre que un alumno llegue tarde cuál ha sido el motivo y si procede apuntar ese retraso de forma que a la tercera vez sin motivo suficiente, se tomen las medidas oportunas.

5. Preguntar con frecuencia –a poder ser diariamente– a unos cuantos, tres o cuatro por ejemplo, lo que se explicó en días anteriores, poniendo nota. De esta forma ven la necesidad de estudiar i que se procura seguir su esfuerzo. Esto ayuda a dar seriedad y responsabilidad a su trabajo y a no dejar el estudio para el último momento antes del examen.

Me atrevo a decir que si en la concreción del Ideario del Centro o en el Reglamento de Régimen Interno no figuran gran parte de los puntos sobre el tono humano que se indican más arriba, puede resultar muy difícil –por no decir imposible– que la disciplina y la autoridad en un centro educativo funcionen bien.

Los asuntos se arreglan normalmente buscando la excelencia y evitando la zafiedad.