jueves, marzo 22, 2007

El desafío de la educación (III): la mediocridad de muchos colegios

El desafío de la educación (III): la mediocridad de muchos colegios

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Causas y factores que llevan a esta mediocridad

Durante estos más de diez años, en que la LOGSE o la Reforma de la educación y sus consecuencias han hecho estragos, una gran mayoría de colegios e institutos han ido cayendo en la mediocridad.

Por un lado, porque se ha desconfiado de la autoridad del profesor al hacer de cada sanción un proceso judicial que lleva más de un mes. Esto ha llevado al desencanto de muchos profesores, al descenso de su autoestima y a situaciones de estrés y de depresión. Ver “El desafío de la educación (II).

Por otro, porque se han unido, en una misma clase, alumnos que daban un nivel normal para el estudio, con alumnos que lo suyo no es estudiar (de un 25 a un 30%) y que antes de la Reforma iban a formación profesional. Esta nefasta mezcla fue defendida como buena, por ejemplo, por el máximo cargo de Educación de una autonomía diciendo que era “una perversidad separarlos”. Como no se consigue que los alumnos poco dotados sigan el ritmo se iguala a la baja y se dejan pasar asignaturas y cursos con unos niveles, en muchos casos, realmente desastrosos.

Otro factor importante, es que muchos centros no tienen un ideario claro de lo que pretenden enseñar a nivel de educación-urbanidad y formación humana. Y por tanto los profesores no tienen un llamémosle “código de conducta” al que el conjunto de los profesores pueden hacer referencia para tender a él, y ceñirse para dar un buen control de calidad al formar a los chicos y por tanto ofrecer un buen servicio a los padres.

Esto es especialmente llamativo en los centros de la administración. Debido a que el funcionamiento de los centros de la administración se decide en gran medida en los claustros de profesores de una forma democrática, en lugar de ser la directiva la que marca la línea a seguir, resulta prácticamente imposible ponerse de acuerdo entre los profesores, en unos mínimos, respecto a temas de ideario. Y entonces los mínimos son ya las transgresiones de la disciplina. En estos centros se cae fácilmente en la mediocridad a nivel de formación humana de los estudiantes. Y, por tanto, es muy difícil que no se caiga también en la mediocridad, o en niveles todavía más bajos, en lo referente a la instrucción.

En cambio en otros centros, principalmente en los privados y en los concertados, suele haber un ideario y unos objetivos muy claros a conseguir a tres niveles: 1. de educación-urbanidad; 2. de formación humana; 3. (no siempre) de formación espiritual. O sea que, en la mayor parte de ellos, lo que se busca es la excelencia en esos tres niveles para cada alumno, dentro de las capacidades de cada alumno.

Otro factor importante, es la falta de real y total libre elección de centro por parte de los padres para sus hijos. En el estado de Utha de EEUU se ha aprobado el cheque escolar, con lo que los padres pueden elegir el centro que quieran, privado o de la administración, sin ningún tipo de limitación. El único límite es que quede plaza en la escuela que se pide.

Es evidente, que en una situación como la de Utha, los padres hablan entre ellos de las prestaciones que les dan los colegios a los que asisten sus hijos, y por tanto pueden comparar y elegir lo que más les conviene para ellos. Esto establece, lógicamente, la competencia entre los distintos centros, que indudablemente es un factor saludable en el que se tiene que basar la mejora de la enseñanza. Está claro que cada centro deberá tener una mayor autonomía de la que gozan actualmente los centros en España.

Pero en España existe la zonación, que ha llevado a quitar esa libertad total de elección de los padres. En Inglaterra y en Francia se ha visto que la zonación lleva a que los centros de barrios buenos resulten buenos y los de barrios marginales sean malos. De tal manera que en Francia el candidato de centro-derecha ha propuesto que se quite “la carte scolaire”, que es la zonación, y que se tenga libertad para llevar a los hijos al centro que se desee.

Posibles remedios

A la vista de lo expuesto aparecen bastante claros estos remedios.

1. Devolver la confianza y autoridad a los profesores, quitando esos largos procesos paras sancionar. Ya lo abordé en “El desafío de la educación (II).”

2. Creación de itinerarios para los alumnos con distintas tendencias vocacionales, teniendo en cuenta sus capacidades y habilidades.

3. Que cada centro tenga un ideario y unos objetivos muy claros a conseguir a tres niveles: 1. de educación-urbanidad; 2. de formación humana; 3. (cuando se requiera) de formación espiritual. Buscando con ellos la excelencia. Si no es así estamos abocados al fracaso.

4. Dar a los padres libertad total de elección de centro quitando la zonación, dando el 100% del coste por alumno a los centros concertados. Y mejor aún, dar el cheque escolar como en el estado de Utha. Establecer compartimientos estancos –como la zonación– elimina la competencia entre centros.

5. En los centros de la administración, si se quiere competir con los privados y concertados, hay que quitar el poder del claustro para decidir sobre temas de ideario y que sea la directiva la que realmente pueda establecer unas líneas claras a seguir por todo el claustro.


6. Dar mayor autonomía a los centros.
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